La fotografía de Comida es el
mejor plan para cualquier día.
La fotografía de comida o producto es algo que me apasiona, pero cada vez que me enfrento a un nuevo proyecto, hay un momento justo antes de la primera foto en el que me digo ¡con este trabajo no podré! Luego dejo que pase un tiempo, coloco la mesa de trabajo, el decorado, veo la luz que tengo, el producto, en ocasiones un buen paseo ayuda si se atasca la mente, ajusto la cámara y sin darme apenas cuenta, empiezo a ver los problemas a los que se enfrentan todos los fotógrafos al empezar cada trabajo, como soluciones.
Es un momento, al que supongo, se enfrentan todos los profesionales y pocos lo cuentan. En el caso de los fotógrafos, al menos a mi me pasa, el perseguir algo diferente, pero que a la vez me identifique, congenie con mi cliente y sepa reflejar de alguna manera lo que buscan, es un reto que al principio cuesta hacerse a la idea, pero que después, al ver el trabajo finalizado, es cuando toda esa tensión se transforma en un placer muy especial que esperas conseguir en el próximo encargo. Y es eso lo que me encanta de esta profesión, superarse en cada trabajo a todos los problemas que conlleva un proyecto así. Desde la pregunta ¿Qué ISO pongo? hasta si el encuadre para este producto es el correcto y la peor ¿Después de 5 años me seguirán gustando?
Olvido esas voces que pretenden hundirme al comenzar a trabajar, me concentro y después de muchas muchas horas ¡chas! Ahí está un nuevo trabajo terminado:
Fotografías realizadas durante la colaboración con Alfonso Zubiaga para la revista Telva.
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