Una de las cosas que me encanta hacer es visitar nuevos restaurantes de cada ciudad. Me mantiene al día de las novedades en restaurantes y además, veo de primera mano, no sólo el producto final, si no además, su elaboración, el equipo de sala, hasta muchas veces, comparto jornada con el equipo de limpieza del restaurante.

Es ahí, donde se ve el gran trabajo que hay antes de que nosotros, clientes de restaurantes, nos sentemos en sus mesas. En un día, yo como fotógrafo, veo todo lo que hay detrás y así, puedo recomendaros, no sólo enseñaros, un buen lugar para comer o cenar, como es este.

En la “Tasca de Retiro” han sabido combinar la elegancia de una decoración, con un toque de ambientación como si estuviéramos sobre las mejores tablas de un escenario. Las sillas, las mesas, los espejos y las luces nos envuelven en una estancia cómoda, íntima y hasta romántica.

Separado en dos zonas, una para disfrutar de pinchos y tapas especiales, otra para sentarse en una mesa de sensaciones, con aromas que hacen emocionarte como de una buena obra de teatro se tratase. Ese <<Pulpo a la brasa de leña, sobre crema de patata revolcona>>, que desprende un olor que alimenta o cualquiera de los risottos, que tienen una pinta extraordinaria.

Los torreznos de Castilla y León son para rendirse en devoción. Pero estos, estos os aseguro que los Madrileños no tienen que irse muy lejos para disfrutarlos. No olvides los chipirones. La carne es excepcional, además con ese horno de leña, junto con la mano del cocinero, tiene un toque perfecto.

Un restaurante, que, en una visita, será difícil comprobar todo su potencial, ya que hay muchos platos que merecen la pena una y otra visita. Además, este restaurante está junto al Retiro, un paseo después y no se le puede pedir más al día.